Debo empezar diciendo que soy una gran fanática de la película de Frozen, la he visto incontables veces y la considero una de las mejores cintas de princesas de Disney; por haber casteado como protagonista a Idina Menzel; por las increíbles canciones que es imposible dejar de cantar («Love Is an Open Door, “In Summer” o «Let It Go») y por la manera en la que esta historia de dos hermanas empodera a la mujer.

A diferencia de otros musicales de Disney, Frozen llegó muy rápido al escenario: en sólo 4 años, en comparación por ejemplo con Aladdin -que tomó 19 años- o Mary Popins -que tardó 40 años-. Después de ver el resultado, creo que debieron haberse tomado un poooco más de tiempo.

Cortesía: Disney.

Cortesía: Disney.

Dada la maquinaria de Disney, y el hecho de que los mismos compositores de la película: Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez se encargaron de la música y letras del musical, las expectativas para esta obra eran altas; sin embargo, el resultado no fue el esperado…
Y no lo digo yo, lo dicen las malas críticas y el hecho de que el musical fue casi olvidado en los Tony, recibiendo sólo 3 nominaciones a diferencia de otra adaptación cinematográfica: Mean Girls, que obtuvo 12.

¡Puedes ver todas las nominaciones al Tony aquí!

Te explicamos aquí, lo bueno y lo malo, de Frozen en Broadway.

Lo bueno:

Las niñas; ambas actrices son encantadoras.

La historia del pasado crece, y cambia mucho. En la peli vemos poco tiempo a las niñas y a los papás. En el musical tienen mucho más participación, además de que se agregan los números: “Let the Sun Shine On», «A Little Bit of You», «Hidden Folk», y por supuesto, permanece: «Do You Want to Build a Snowman?»

La magia de Elsa de niña; cuando las protagonistas son pequeñas, Elsa le muestra sus poderes a Anna en un momento muy bonito, y mágico, en su recámara.

Elsa adulta; La actriz que da vida a ‘Elsa’, la canadiense Caissie Levy, tiene una enorme potencia de voz y hace de «Let It Go» y “Monster”, dos de los mejores momentos de la obra.

Puedes ver ‘Monster’ aquí.

Cortesía: Disney

Cortesía: Disney

Sven; La forma en la que le dieron vida a este reno es perfecta (aplausos para el intérprete Andrew Pirozzi).

«In Summer«, Greg Hildreth es muy bueno como ‘Olaf’ y este número es completamente hilarante.

El Vestuario; las creaciones de Christopher Oram no tienen desperdicio; especialmente, los vestidos de Elsa, llenos de detalles, ¡y cristales que parecen hielo!

Let It Go”; por supuesto, el número más esperado debía ser el más sorprendente; y lo es, gracias a los efectos de magia que no spoilearemos. Este es el “Defying Gravity” de Frozen.

Hygge”; cuando crees que ya ningún número va a sorprenderte, el vendedor de la tienda entrega este momento chistosísimo rodeado de bailarines y acento sueco.

«Fixer Upper«; de los momentos más animados de la obra.

El Final; no sé si porque es emotivo, o porque afortunadamente ¡marca el final de la obra…!

Cortesía: Disney

Cortesía: Disney

Lo malo:

La transformación de niñas-adultas; con la indumentaria, y el presupuesto de Disney, podrían haber hecho un mejor y más significativo esfuerzo para este importante momento.

La edad de las actrices; en la película no importa la edad de las actrices que prestan su voz (porque nunca las vemos), pero como en el musical sí; perdón, pero tener como protagonistas a dos mujeres de casi 40 años (ambas tienen 37) hace que estos personajes pierdan inocencia, y credibilidad.

La codez en la escenografía; repito ¡Es Disney! ¿Por qué no reflejaron algo del billón de dólares que le peli hizo en taquilla? Digo, obvio este montaje es mejor que una obra de secundaria, ¡pero estamos en Broadway!

Nuevas canciones; para aumentar la duración, el musical tiene varios nuevos números musicales. No puedo recordar UNO solo, que quiera seguir cantando…

La nula química de Anna y Kristoff; yo no sé si sea la diferencia de edad, de raza o la poco creíble masculinidad de Jelani Alladinno; pero en ningún momento les compramos a estos dos que se enamoran.

«Hans of the Southern Isles«; lo dicho, el tema es ególatra e innecesario.

Cortesía: Disney

Cortesía: Disney

El momento de la coronación.  Producción, Disney… ¡Producción! ¿dónde está la parafernalia para hacer de este momento algo épico?

El papa troll, en vez de parecer abuelito, este cuate emula más a Khal Drogo, de Game of Thrones (aunque se agradece el cuerpazo; no así ‘la colita’). Esto también se debe a que decidieron sustituir los trolls por «Hidden Folk of the Mountains” (una especie de centauros).

«Kristoff Lullaby«; el tema de Kristoff no aporta nada… de nada. (Bueno, tiempo para ir al baño).

Los efectos especiales, la decisión de utilizar sobre todo proyecciones, y no efectos y elementos de verdad, hace que el show termine pareciéndose más a una película que al teatro en vivo.

La longitud. La peli dura menos de dos horas, el musical dura casi tres; y llega un momento que se hace taaaan lento, que los niños (y adultos) se mueren de aburrimiento.

El no superar, en nada, a la obra original. Cualquier adaptación debería tener la misión de igualar, o idealmente superar, la obra original. Aquí eso no sucede en ningún momento, ¡ninguno!

 

Conclusión:

Hay tantas cosas valiosas que ver en Broadway (Mean Girls, SpongeBob, Come From Away, Harry Potter), que te recomendamos sólo ver Frozen bajo tu propio riesgo…

 

Si quieres saber qué obras ver antes de los Tony, puedes leer mis recomendaciones aquí.