Como un cuentito que se abre para dejar escapar a los personajes entre sus hojas, Trigal de Luciérnagas nos transporta a un mundo de máscaras en apariencia infantil al lado de un grupo de aventureras llamadas las Papelitas, que entre olor a pan, invernaderos macabros y libros que alumbran la verdad de las cosas, deja claro que aquello que hacemos como que no se oye, no se ve y no se habla se convierte en la peste que acaba con el vuelo de infancias y la luz de los pueblos.

A simple vista pareciera que Trigal de Luciérnagas es una tierna y juguetona obra al lado de las traviesas Papelitas que no hacen sino imaginar aventuras donde encuentran tesoros magníficos, pero el verdadero tesoro de esta puesta, creada por un grupo de egresadas de la ENAT, es que entre sus escenas, repletas de una magia muy especial que se disfraza de ingenua, hay un importante espejo a un país cuya localidades han sido conquistadas por el crimen, tantas veces aliado con instancias gubernamentales, que obliga a sus habitantes a hacerse de la vista gorda para no poner en peligro sus vidas y las de sus hijos.

Trigal de Luciérnagas

La obra aborda el tema, sin embargo, desde la farsa alegre con máscaras y un tono casi clown que pudiera parecer pensado para un público infantil, pero termina por ser puntualmente crítica como para una lectura entre líneas absolutamente adulta. Trigal de Luciérnagas nos transporta entonces a un mundo de juegos, donde entre los trigales del campo un grupo de niñas juega y convive, conscientes de un peligro que amenaza a su pueblo, especialmente a pequeñas como ellas, pero libres en su imaginar aventuras a bordo de un barco.

Trigal de Luciérnagas

A poca distancia, la inescrupolosa dueña de un invernadero que vende flores al mejor postor para su fertilización, es convencida a base de billetazos de conseguirle a un tétrico cliente flora infantil…plántulas, aún lejos de ser haber crecido y madurado, a las que aún se les puede oler el primer rocío. Que a pesar de lo oscuro de la petición, ella y su achichincle, otra figura de dudosa moral que insiste en perseguir a una mujer embarazada que ha escapado del invernadero para tener a su bebé lejos de sus garras infértiles, aceptan el trato conscientes de que tienen el apoyo del gobierno local que corruptamente ha aceptado aumentar la inversión en su truculento negocio disfrazado de empresa legítima.

Trigal de Luciérnagas

Lo que pone aún más en peligro a las pequeñas Papelitas que son arropadas por dos mujeres, una panadera que no habla y una bibliotecaria que no ve, que esconden una verdad que no se atreven a recordar, pero les ha causado estragos. Cuando dos jóvenes sin memoria, que apenas han logrado empezar a brillar con luz propia como luciérnagas, se aparecen en el pueblo buscando algo de su pasado que les explique quiénes son en realidad, la panadera, la bibliotecaria y las Papelitas se unen a ellos para juntos desentrañar los secretos de un pueblo que nadie más se ha atrevido a alumbrar por años, y quizá rescatar en el camino a la mujer embarazada, entre hipopótamo y ballena, para que pueda tener a su bebé libre de la amenaza de la peste a la que tanto temen todos en el lugar.

Trigal de Luciérnagas

Trigal de Luciérnagas es una puesta sobre todo inteligente, que usa la comedia y la mirada infantil para denunciar el clásico y peligroso «no oigo, no veo y no hablo», pero hacerlo desde un realismo mágico que permite a la metáfora salirse con la suya sin lo pesaroso de una historia violenta, y con personajes hermosos y lúdicos que cargan finalmente con un bello mensaje sobre el poder del conocimiento, los libros que dan luz y son el gran tesoro para volar lejos, y la unión que hace la fuerza en comunidad, que permitiría regalarle un futuro más sano y esperanzador a las generaciones que vienen.

Trigal de Luciérnagas

Alicia Martínez Álvarez, directora, consigue atribuirle al montaje una personalidad muy única y muy propia. Crearle un espacio a las Papelitas y los seres que las acompañan que mantiene de algún modo lo costumbrista de un pueblo que se saborea conocido, pero al mismo tiempo el surrealismo de un relato que le permite a estos personajes asilarse en un símbolo lo suficientemente fantástico como para convertirse en fábula, y lo excepcionalmente misterioso como para llenarnos de ganas de conocer más de él. Como haber caído por el agujero hacia el País de las Maravillas y llegar a una tierra diferente pero extrañamente familiar.

Trigal de Luciérnagas

El artesanal trabajo con máscaras permite a la farsa hacerle espacio al humor ácido disfrazado de aniñado del texto creado en conjunto por la compañía, y hacer del grupo de Papelitas heroínas inspiracionales como de caricatura. Entrañables, simpáticas y adorables que en otro tipo de formato se convertirían en dos segundos en figuras de acción coleccionables, porque son ese tipo de grupo que juntas representan fuerza, pero por separado tienen a su vez identidades únicas que hacen enormemente colorida a esta tribu con la que uno quiero jugar de inmediato.

Trigal de Luciérnagas

Alicia Martínez trabaja además con distintos tipos de disciplinas, desde lo clown que otorga a sus Papelitas y a sus villanos, y hasta la movilidad más pausada y rítmica del kabuki para sus luciérnagas que en efecto parecieran haberse librado de un peso y flotar con otro tipo de ligereza. Mientras otorga al pueblo una calidad enormemente mexicana que a momentos pareciera recordar la Danza de los Parachicos de Chiapas o la batalla entre el bien y el mal que representan los danzantes Zoques en Tuxtla, o simplemente el color y olor de un mercadito. Una mezcla cohesionada por el diseño de vestuario de Karla Daniela, que entre retazos, texturas florales, mandiles y patrones como en manta nos transporta a un lugar muy de aquí, pero salpicado por una magia imposible que no puede sino ser de cuento fantástico. El cuellito hecho con calcetines o el tocado de tubos de pelo siendo unas francas bellezas de exhibición.

Trigal de Luciérnagas

Mientras la escenografía de Dianhe MH está repleta de partes que como juguete interactivo se abren para descubrir emocionantes interiores, muchos inspirados en la magia de leer, un literal vistazo a la sorpresa que se encuentra adentro de un libro una vez abierta la pasta -la librería siendo quizá el tríptico que más provoca suspiros de asombro en el público. Y otros como el invernadero que parecieran aparecerse como nube negra para dejar entrever y sólo entrever lo perturbante de su interior. Mientras una grieta que tiene partido a este pueblo mantiene presente la fractura de un universo que pareciera aún herido sin cicatrizar. Sin mucha parafernialia, sólo la suficiente, los visuales de Trigal de Luciérnagas son igualmente nostálgicos en su capacidad infantil, y al mismo tiempo repletos de significado.

Trigal de Luciérnagas

Resulta emocionante que una compañía nueva y recién egresada debute con una propuesta tan clara y un proyecto tan completo en todas sus áreas, que además nunca deja de ser de lo más entretenido. Con las Papelitas, esta compañía ha creado personajes que desde ya se pintan icónicos, memorables y de los que estaremos hablando por mucho tiempo. De este tipo de teatro que se queda y motiva a ver mucho más. Trigal de Luciérnagas es ese cuento capaz de transportarnos lejos de nuestr butaca y hacia una dimensión fantástica, pero no por el mero gusto de poder crear ilusión a partir de la forma, sino con fondo e intención, donde lo que se mira es excitante, pero lo que se reflexiona es necesario.

Trigal de Luciérnagas se presenta miércoles y jueves a las 8pm en el Teatro Helénico.