El musical dosmilero únicamente interpretado por niños de principio a fin se empapa de encanto y simpatía desde el Nuevo Teatro Libanés y presenta a manera de escaparate a un grupo de nuevos talentos para la industria musical mexicana que urge empezar a poner en nuestros radares.

A Los 13 (Thirteen) tal vez no sea el musical más conocido de Broadway, después de todo sólo duró un año en cartelera en Nueva York, pero sí nos dejó el talento de Ariana Grande a manera de currículum al salir, y ante todo un excelente libreto y música por parte de Jason Robert Brown (The Last 5 Years), quien logra armar un musical cien por ciento familiar, que no se siente rebajado en la calidad de su trama o lo inteligente de sus chistes para llegarle a una audiencia más joven; pero al contrario, les habla desde un tú por tú muy atinado y consigue volverse universal en lo brillante de sus insights a la pubertad.

A los 13 en el Nuevo Teatro Libanés

Para México, Marco Anthonio y Beto Torres (directores) y su enorme equipo de productores (entre ellos, Jair Campos, David Federico Suzawa, Beto y Jesús Ochoa) se armaron de un grupo de actores francamente nuevos para la industria -uno que otro estuvo como ensamble en Billy Elliot y por ahí hay un Gavroche de Los Miserables, pero fuera de eso son caras completamente nuevas- y parecen haberlos seleccionado a mano en base, de pronto no tanto a sus capacidades, pero a su nivel de encanto en el escenario.

Y vaya que triunfaron en armar un grupo de adolescentes que tienen muerto de risa al público de principio a fin, y que se desenvuelven de manera francamente envidiable en sus personajes como si de un juego se tratara; rescatando la comedia del texto no de forma académica y estudiada, pero natural y absolutamente orgánica, precisamente con la ingenuidad y simpatía con la que un niño extrovertido de 13 vive la vida.

A los 13 en el Nuevo Teatro Libanés

Evan Goldman está por cumplir los 13 y festejar su importante paso a la adultez con el clásico Bar Mitzvah, pero sus papás se acaban de divorciar y ahora su madre ha decidido mudarse de la gran ciudad de Nueva York a un pequeño pueblo en Indiana, cosa que pone el mundo de Evan de cabeza, especialmente ahora que tiene que entrar a una nueva escuela y decidir a qué clan quiere pertenecer y cómo lograr que su Bar Mitzvah no se vuelva un entero fracaso.

En todo el musical no aparece un sólo adulto, y los niños van llenando las casillas de los diferentes personajes clásicos de una secundaria: desde el popular con poca materia gris, la queen bee, el cínico rechazado, el sidekick del villano, la niña virginal con la que todos quieren, etc. Y a pesar de tratarse de lugares comunes, el ensamble logra armar una escuela de caricatura que recuerda más al carisma de los personajes de Charles M. Schulz (Charlie Brown) que a un bobo intento de producto teenager gringo.

A los 13 en el Nuevo Teatro Libanés

Las canciones desafían los límites de lo que uno tendría permitido decir para una audiencia familiar, desde una dedicada a «nadie le dice que no a la petición de un niño que se va a morir» que Evan le canta a su amigo discapacitado Archie, y hasta todo un número -probablemente el mejor de la obra- que los hombres de la secundaria le cantan con miedo a la femme fatale que se ha vuelto novia de su líder. Y que es una belleza.

Y sí. A Los 13 no se salva de sus buenas desafinadas y bailes atropellados entre los niños, pero curiosamente en un musical que se siente creado por y para adolescentes que apenas están aprendiendo quiénes son y en el camino no dejan de regarla, estos errores más que sentirse como descuidos solamente alimentan a la noción de torpeza al crecer en la trama, que además todos conocemos muy bien porque nadie nos salvamos de haber pasado por esa incomodísima edad. Y hasta esos momentos logran sacarte una sonrisa.

A los 13 en el Nuevo Teatro Libanés

A Los 13 no es una producción que se sienta grandilocuente y espectacular, pero es una que tiene algo mucho más importante que plumas y splits: corazón. Y la indeleble sensación al salir de la sala de haber visto a una generación que viene a combatir el clásico «En México no hay talento» y a cerrarnos a todos el pico con una espectacular cachetada con guante blanco.

A Los 13 se presenta los domingos en el Nuevo Teatro Libanés.