El nuevo musical en el Foro Coyoacanense, inspirado en el cuento del Ruiseñor y la Rosa de Oscar Wilde, se disfruta por la música, las armonías y las canciones, pero no deja de sentirse como un montaje escolar hecho para recibir a la primavera.

Hay un problema de origen en pretender realizar todo un musical de un cuento cuya trama es delgadísima y tal vez demasiado sencilla, y su desarrollo cruel y violento…y luego, además, querer producirlo como obra familiar dirigida a un público más infantil que otra cosa.

El Ruiseñor y La Rosa, el musical

De entrada, El Ruiseñor y la Rosa se enfrenta contra la difícil tarea de estirar la anécdota para alcanzar las proporciones del formato que eligieron para contarla; y en hacerlo, la guionista y compositora Olga Cassab tropieza con repeticiones, diálogos simplistas y canciones innecesarias, y deja a un lado la profundidad que le pudo haber dado a los personajes aprovechando el tiempo de sobra.

Y en segunda, con tal de alcanzar las mentes infantiles y no desanimarlas del amor a una edad joven, también la producción se ve obligada a transformar el final del cuento original para quitarle todo tipo de matiz oscuro, cambiando por completo el mensaje del autor y dejando la obra como un ejercicio meramente auto-complaciente.

El Ruiseñor y La Rosa, el musical

En El Ruiseñor y La Rosa, un estudiante (sin nombre) se enamora de una doncella (que no corresponde su amor) a quien convence de permitirlo llevarla al baile del pueblo siempre y cuando le consiga una rosa roja…en pleno invierno. Por supuesto que la rosa resulta imposible de encontrar, pero un iluso ruiseñor encuentra la manera de confeccionarla con la sangre de su propio corazón y decide sacrificarse desinteresadamente para poder apoyar al estudiante con su propio sueño iluso.

Y sí, no hay nada de esperanzador en un relato que en realidad habla del sacrificio y el amor desinteresado al prójimo, más que del enamoramiento adolescente y el romance. Y eso no es fácil de vender.

El Ruiseñor y La Rosa, el musical

El musical, sin embargo, toma la tangente generalizando al amor como un todo, y repitiendo constantemente el mensaje «el amor es lo más importante en la vida, y como todo lo importante requiere sacrificios» casi como un mantra de merolico que para la tercera canción ya gastó su mensaje y comenzó a volverse panfletario.

Ahora, más allá de este complicado problema de origen, la producción en el Foro Cultural Coyoacanense se presenta de muchas maneras como amateur.

El Ruiseñor y La Rosa, el musical

Desde la escenografía obvia y acartonada, que recuerda a cualquier Festival del Día de las Madres, y que no comparte en absoluto lo conceptual y mucho más creativo del vestuario y diseño de maquillaje; y hasta la dirección actoral que mantiene a los intérpretes continuamente moviendo los brazos, imitando movimientos animales de una manera básica que se siente como un juego de niños más que un trabajo de teatralidad; resulta difícil vivir la experiencia del Ruiseñor y la Rosa como otra cosa que no sea francamente escolar.

Por encima de los errores que saltan a la vista y que sabotean al montaje (entre los cuales tampoco se salva un diseño de audio descuidado y distractor, y un trabajo de iluminación muy poco estético), los actores rescatan el musical con lo que mejor saben hacer: cantar, y elevar los arreglos de Olga Cassab en acordes que a ojos cerrados se disfrutan como un coro dibujado a la perfección.

El Ruiseñor y La Rosa, el musical

Aún cuando las letras de las canciones están igualmente enfrascadas en un tema demasiado repetitivo, la música y tesituras son suficientemente dulces como para transportarte a un mundo de fantasía. Y el goce de voces como la de Itzel Gaitán, Ulises Valdivia, Rodrigo Sainz, Majo Bernal, y en especial el muy espectacular Víctor Manzur -que se lleva la mayor cantidad de aplausos con un solo de lo más complejo- es grande e inevitable. Tanto así que El Ruiseñor y la Rosa podría funcionar más como un cast album que como un montaje per se.

Al final el tema es claro, el amor prevalece, ¿pero no tendría que hacerlo también la historia?

El Ruiseñor y la Rosa se presenta todos los domingos a las 17:00pm en el Foro Cultural Coyoacanense.