Un motel al sur de Estados Unidos se vuelve escenario del violento reencuentro de un hombre y una mujer que llevan años sin verse, pero tienen historia, quizá demasiada historia, en Loco Amor una obra sobre los vínculos que nos encienden, aún cuando queman, en un montaje que nos encierra de manera cautiva en una habitación de motel que se siente como que podría derrumbarse en cualquier momento por la mera tensión contenida.
Sam Shepard escribe Fool For Love en los 80’s que se va directo a convertirse en finalista por el premio Pultizer, y viendo el montaje modernizado y sureñificado de Gabriela Negrete en el Foro Lucerna es fácil entender por qué. Loco Amor es una batalla en diálogo, una guerra contenida donde las minas están enterradas en el suelo de un motel y las trincheras son una cama y un baño. Lo que se dice son balas y Rafaela Covas y Rodrigo Virago arremeten el uno contra el otro como ametralladoras.

La atmósfera de la puesta entera es la de una carga de dinamita pero Gabriela Negrete, directora, mantiene el detonante pegado a su pecho sin hacerlo estallar, sólo amenazando con la posibilidad. Ése es Loco Amor de Sam Shepard, una obra sobre dos personas que se orbitan incapaces de ignorar sus fuerzas gravitacionales, conscientes de que están destinados al fracaso. Tan conscientes, quizá, que la pasión la han trasformado en arrebato, en frustración, y en una rabia que los lleva actuar como enemigos aún cuando probablemente son las únicas dos personas que se entienden en el mundo. Y nunca van a estar conectados a nadie más de esa forma.

Eddie reencuentra a May recluida en un cuarto de motel después de mucho tiempo de tenerla perdida. Su reacción al verlo entrar por la puerta es de coraje que se mezcla con nostalgia, con deseo, con ganas de aventársele encima de muchas maneras. Ella está esperando a Martin, un hombre con el que ha empezado a salir, pero Eddie se niega a irse, ha recuperado a May y esta vez está convencido de querer llevársela con él. Aún si entre ellos hay una historia demasiado manchada como para poder re-iniciar con una página en blanco. Y no es sólo una infidelidad que él cometió, no, ellos dos guardan un secreto aún mayor que los vuelve un imposible el uno para el otro, y desesperados en su forma de actuar.

En la historia hay un tercer hombre, uno que existe de manera omnipresente, que está vinculado tanto con Eddie como con May, y que los ronda como la sombra de un acontecimiento que no se pueden quitar de los hombros. Gabriela Negrete dirige a sus actores de manera furiosa, ahí donde el extrañar se convierte en violencia. Cosa que le va como anillo al dedo a Rodrigo Virago que recién salido de hacer a Stanley Kowalski en Un Tranvía Llamado Deseo es clarísimo que el hombre de maneras intensas es el que le queda como mandado a hacer. Pero es la portuguesa Rafaela Covas, estrenándose en los escenarios mexicanos, la que ancla cada momento con una herida muy particular.

Una mujer notoriamente fatigada, aún capaz de defenderse ante los golpes de la vida, pero más que nada lista para un momento de paz. La obra la lleva por una marea de emociones. May es la primera en no estar segura de lo que quiere y sentirse columpiada por emociones volátiles que la tienen queriendo besar a Eddie en un instante, para después gritarle con odio, y luego desinflarse en la cama sin más ímpetu para la pelea pero destruida con el recuerdo. Covas pasa por todos esos lugares en un idioma que ni siquiera es el suyo y entrega a una May que no deja de ser una fuerza difícil de aplacar, pero se mantiene frágil en muchos otros sentidos. Una verdadera revelación para esta temporada teatral.

Alejandro Morales tiene una tarea igualmente complicada como Martin, el nuevo date de May, porque siendo él el externo a la pareja y el que pudiera mantener la cabeza mucho más fría, le toca también ser el escucha, el que reacciona a los otros dos y a la historia que tienen que confesarle. Los momentos de Morales son más en silencio que otra cosa. En la reserva y la prevención. Y desde ahí se gana su lugar en la puesta al lado de dos almas rabiosas mucho más imponentes, cosa que no deja de ser de aplaudirse.

Junto a su escenógrafo e iluminador, Félix Arroyo, Negrete consigue otro detalle importante en el universo de Shepard (que además ha sido extendido a una quintología a la que Loco Amor pertenece), hacer del territorio salvaje del sur de los Estados Unidos y del mismo motel otro personaje más en la puesta. De manera llamativa, Félix coloca un letrero neón por encima del cuarto en el que nos encierra que se refleja por fuera de la puerta en un rojo de apariencia infernal, y luego atrapa a los personajes con luz en forma de los barrotes de una celda. Una habitación que es en toda medida una jaula de la que los personajes quizá tienen la llave, pero no se han molestado por abrir el candado. Que cuando refleja la luz de las persianas es simplemente exquisita.

Que además permite al cuarto hombre, interpretado por Alberto Lomnitz, habitar en la frontera, tantito afuera de donde pega la luz que los enclaustra, como la perfecta noción de un ser satelital, un apéndice que no ha sido removido. Y ahí mismo, afuerita de nuestro ilusorio motel, Dano Coutiño (creador de toda la música) se sienta con su guitarra, nuevamente a transportarnos a una tierra que conocemos por películas donde muchas veces la ley humana es superior a la establecida. Que es importante para entender este zoológico de impulsos e instintos que da poca cabida a la inteligencia emocional.

Aún cuando en su nombre original, Fool For Love, no se involucra la palabra loco, Miguel Septién que traduce como «Loco Amor» encapsula perfectamente este relato. Ahí donde la emoción no encuentra filtros, la locura se hace paso para crear dinámicas que ante los ojos de cualquiera no pueden sino ser irracionales. Y eso es algo que todos los involucrados con la puesta entienden bien. Que a Loco Amor se viene a desatarse de forma pasional. Y eso nos regalan. Una pieza de teatro de crudeza sentimental con personajes que entendemos como perdidos ante una locura que lo envuelve todo en un paño de amor peligroso.
Loco Amor se presenta miércoles y jueves a las 8:30 de la noche en Foro Lucerna.








