Operación Red Sparrow es la hija perdida entre Black Widow y Atomic Blonde (2017), un thriller con Jennifer Lawrence como espía seductora que tiene algo más que ofrecer de lo que se imaginan.

Dirigida por Francis Lawrence (Mockingjay Partes 1 y 2),  la película nos narra la historia de Dominika Egorova (Jennifer Lawrence), bailarina del Bolshoi quien tras una fractura es reclutada por las autoridades rusas al programa ultra secreto de espionaje: Red Sparrow. Ahí aprenderá al arte de ser espía utilizando métodos de seducción y manipulación.

Su primer objetivo es un agente de la CIA llamado Nate Nash (Joel Edgerton), quien realiza los activos de la organización secreta estadounidense y quien debe trabajar muy de cerca con Dominika para descubrir la verdadera identidad de un infiltrado entre sus filas. Sin embargo, de forma paralela se embarca con Nate Nash  en una serie de engaños, amenazas y encuentros sexuales que ponen en peligro a ambas organizaciones.

¿Cuántas veces hemos visto películas de hombres espías súper cool?  Varias veces. Y esta historia no va de lo mismo. Tenemos a una protagonista femenina muy vulnerable que está dispuesta a dar todo por las personas que ama. La película refleja el rol de la mujer en una sociedad contemporánea y cómo ésta puede ser manipulada y reprimida. Es una película muy densa, violenta y sobretodo muy gráfica, pero no me malentiendan, perfectamente justificada.

Red Sparrow invita al espectador a ser un espía más y tratar de adivinar las acciones de sus personajes, que siempre terminan siendo lo más inesperado. Sin embargo, aunque tiene muchas virtudes, no todo es perfecto. Si bien, conocemos las motivaciones del personaje, nunca llegamos a saber realmente qué es lo que quiere lograr. Francis Lawrence mantiene al espectador en un plano voyerista a la expectativa de que algo suceda. Cambia muchas veces de idea en un solo arco argumental, lo que provoca confusión, y le dedica demasiado tiempo a construir la trama, alargando la duración más de lo necesario.

La escuela de los Red Sparrow se siente un tanto forzada y ridícula en el tratamiento de sus métodos, y Dominika -como protagonista- es demasiado misteriosa para permitir que empaticemos con ella.

Dejando a un lado estos detalles, las actuaciones son muy buenas, la fotografía y el score, también. Operación Red Sparrow nos mantiene interesados con sus giros en la trama y sus coreografías de pelea, siempre y cuando aceptemos que el guión está lleno de incongruencias.

Aparentemente Dominika Egorova, es tan milennial como varios de nosotros y no sabe realmente qué es lo que quiere y tampoco está segura de desear averiguarlo. De igual manera, ver a Jennifer Lawrence en cualquier cosa, siempre es bueno.

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