Una obra de teatro para el cinéfilo intenso, amante de las películas de autor, el neorrealismo italiano y hasta las comedias románticas, Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini nos transporta a un viaje por Europa con intención de llegar a Cannes con un sobreviviente de cáncer que batalla con dilemas existenciales muy a la Bergman, y con una crisis artística muy a la Fellini, y en medio de todo eso con un romance fugaz con una mujer clown que bien podría ser Meg Ryan frente a Billy Crystal pretendiendo un orgasmo en medio de un restaurante.

Si algo es claro en Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini es que Luis Guerrero (director y autor) es un amante del cine, y en su montaje para La Teatrería se nota una convicción por juntar dos pasiones: el cine y el teatro, ¿que quién dice que no pueden ir de la mano? Así crea un road trip repleto de referencias para el cinéfilo que podría no cansarse de buscar easter eggs en cada escena y cada diálogo, y al mismo tiempo una entrañable y tierna historia sobre re-aprender a vivir a pesar del miedo, con un romance ciertamente de película que termina en auroras boreales.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini

La obra abre con una escena que conocemos bien. Gregor Caballero juega ajedrez con la Muerte, como antes que él lo hizo Antonius Block en El Séptimo Sello de Ingman Bergman. Block buscaba realizar un último acto significativo antes de morir, pero Gregor no está listo para despedirse, no aún, y su acto significativo se ha quedado trunco. Su terror a la Muerte lo lleva a verla en todos lados, a sentirla respirándole en la nuca, a volverla una figura de la que no se puede separar que se entromete en cada cosa de su vida como un intruso. Un divertido intruso, si somos honestos, aunque definitivamente no para él.

Luego de sobrevivir al cáncer testicular, pero haber tenido que detener su ópera prima como director de cine en el proceso, cosa que ha convertido en otra piedra para su saco, una carga repleta de arrepentimiento, Gregor viaja a Italia en plena era del COVID con la idea de llegar eventualmente a Cannes donde se presentará el cortometraje de su amigo Max que está basado precisamente en este episodio de su vida. Un dedo en la llaga por un lado, pero por otro, la oportunidad para un amante del cine y director novelle de asistir a Cannes por primera vez.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini

Lo que pareciera ser un viaje con una meta muy clara, se convierte en una aventura de re-encuentro con él mismo cuando azarosamente conoce a otra mexicana, una irreverente e impulsiva clown que ha hecho de Roma su casa, una especie de Sylvia de la Dolce Vita de Fellini que no se mete a nadar a la Fontana di Trevi nada más porque la multa es cara, y que básicamente lo adopta para llevarlo en un recorrido por varias ciudades que inevitablemente enfrenta a Gregor con su miedo a permitirse volver a tener intimidad con alguien, especialmente alguien tan libre y despreocupada en un mundo que pareciera recordarle continuamente que en cualquier momento puede volver a enfermar y esta vez morir.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini
Fotos: Los Ojos De Xilo

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini parece inspirarse en crisis existenciales que otros autores han puesto sobre la mesa para expandir sobre ellas desde una historia personal: desde el nombre de Gregor que nos hace pensar no en cine, pero sí en Kafka, y en la idea de un hombre que deja de reconocer su propio cuerpo; y hasta el concepto de un cineasta frustrado incapaz de completar la que bien podría ser su obra maestra, que es el caso de Guido en 8 1/2. Luis Guerrero toma del cine las preguntas sobre esto difícil que es estar vivo para permitirle a su protagonista contestarlas con su propio viaje del héroe, que termina por ser suyo y no la copia del de nadie.

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Y en el camino lo retaca de divertidos guiños. Instantes sobre una moto que te hacen pensar en The Roman Holiday con Audrey Hepburn, un robo de bicicletas que te lleva directo a la Italia de Vittorio di Sica, una pausa en el café Des Deux Moulin de Amélie, una fantasía accidental de un coche cayendo a un barranco como en Thelma & Louise, un recorrido por el París de Godard donde casi que uno puede ver pasar a Jean Paul Belmondo, vaya decenas de diálogos, momentos o escenitas que, aunque demasiado dicho quizá, en efecto se sienten como una carta de amor al cine. Que Guerrero complementa haciendo de los flashbacks de Gregor momentos cinematográficos que de una manera muy literal comienzan con un claquetazo.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini

Ahora, a pesar de que son varios los elementos que refuerzan el concepto cinéfilo de la obra, en términos de diseño de producción, la composición flaquea donde no sería difícil darle un mayor acercamiento a la noción de un rodaje. Un estante, que podría ser cualquier estante que guarda props, algunos más «cine» que otros, una caja con rueditas que hace las veces de múltiples objetos, y alguno que otro cubo manzanero posicionado por ahí no terminan por armar una fotografía que sea inmediatamente reconocible como un rincón de filmación, que es el único detalle donde Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini deja caer la bola para no terminar de sentirse enterita.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini

Fitzgerald Navarro presenta a un Gregor Caballero enormemente sensible y desvestido de armadura, que hace mancuerna adorable con su romantic lead, Olga Patlán como esta mujer, espíritu libre y eternamente dispuesta al sí con la cual arma por momentos una carismática comedia romántica, y aunque el texto y la dirección llegan a caer en lo sobre-dramatizado y a instantes cerca del final en la moraleja a la libro de desarrollo personal, que de pronto rompe con lo poco pretencioso de una obra que se consume ligera, el viaje que arman es uno bastante completo y matizado, con su requerida simpatía, y sus momentos más reflexivos de cuestionamiento existencial, que al estar relacionados con el miedo a la muerte, y recordarnos el episodio de pandemia en el que el temor para muchos era una constante, se siente sumamente universal.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini

Completando el elenco, Mónica de la Isla interpreta de manera genial a una serie de personajes incidentales, incluyendo a un petulante artista francés, una intrusiva psicóloga y a Martin Scorsese (sí, a Martin Scorsese); y Christian Diez se para el cuello como la joyita del montaje haciendo a una cínica Muerte, definitivamente lejos del personaje de Bergman pero tan entretenido en todas sus decisiones, y a un doctor y un mejor amigo que son igualmente hilarantes desde el acento y hasta el timing. Cada una de sus apariciones es un acento en el montaje, que finalmente no pretende desbordar irreverencia, pero hace preciso uso de este actor para salpicar instantes de una comedia más absurda que le permiten a las escenas de mayor drama convivir en una puesta fluida.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini

Gregor está convencido de estar batallando por su vida como en drama de Bergman, y que ha conocido a una mujer que le daría vueltas a Marcello Mastroianni como en las viñetas de Fellini, y tal vez sí, tal vez en efecto Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini lo coloca ahí donde personajes de películas sobre marañas mentales han estado, pero yo propondría que tal vez la obra tiene lo suyo de otra autora, porque al final el corazón de la historia se sitúa en el encuentro entre dos personajes improbables encontrando amor en sus diferencias y rescatándose desde polos opuestos, ¿y acaso no es eso «tan Nora Ephron»? Sólo lo pongo allá afuera.

Yo Tan Bergman, Tú Tan Fellini se presenta los miércoles a las 8pm en la Sala B de La Teatrería.