Ha sido una buena época para el chileno Sebastián Lelio, que en menos de diez años se ha convertido en uno de los autores de origen latinoamericano más reconocido, gracias a las premiadas ‘Gloria’ y la divina ‘Una mujer fantástica’;  de hecho, casi al mismo tiempo que relataba en dicha cinta (ganadora del Oscar al mejor filme de habla no inglesa) la historia de una mujer transgénero que pierde cualquier derecho sobre la memoria de su pareja, Lelio hace su debut internacional dirigiendo en Gran Bretaña Disobedience, un espectacular drama basado en una exitosa novela de Naomi Alderman, que más que tratar el tema del lesbianismo, explora la búsqueda de la identidad en una sociedad cerrada.

En una comunidad anglo-hebrea ortodoxa, la muerte del rabino en la sinagoga es la razón del regreso de su hija Ronit (Rachel Weisz), que abandonó a la comunidad años atrás para vivir su sexualidad sin temor al ostracismo, cosa que suscita el reencuentro de ésta con la mujer que siempre ha amado Esti (Rachel McAdams), casada ahora, guardando a ultranza las apariencias, con Dovid (un enorme Alessandro Nivola), quien creció con ambas. Este cruce de caminos cambiará drásticamente las dinámicas de sus vidas y también, a toda una comunidad, mientras Lelio explora, sin cursilerías y con un realismo tangible (lo que supongo podrá incomodar a algunos espectadores que esperarían algo más convencional o discreto) sobre el deseo y la necesidad de la desobediencia sobre las reglas .

Hay grandes momentos: la interpretación de Nivola es una joya (si no es nominado a mejor actor de soporte en los Oscar de año próximo, será inexplicable) y hay un hermoso momento en que las dos protagonistas escuchan la emblemática canción Lovesong de The Cure. La melodía y voz de Robert Smith las hace volver al pasado que quieren que sea su presente, aunque ambas lo viven de modo distinto y el corazón del espectador se estremece. Lelio es un cineasta sólido, compasivo, que entrega un filme hermoso y tan bien realizado, que solo confirma que estamos ante uno de los mejores realizadores de su generación.