Puras Cosas Maravillosas se estrenó en Febrero de 2016 en el Foro Lucerna del Teatro Milán con la actuación y producción de Pablo Perroni, y no hace falta decir -pero lo haré- que fue todo un éxito.

Después de unos meses de receso, el texto de Duncan McMillan y John Donahoe vuelve a la escena, igual con Pablo Perroni en la actuación y la producción, así como Sebastián Sánchez Amunátegui (Los Arrepentidos, La Lechuga, el Loco y la Camisa) de nuevo en la dirección, pero con una nueva perspectiva del montaje, y digo perspectiva porque literalmente así fue que la renovaron.

Puras Cosas Maravillosas

Con una disposición de teatro de arena, es decir a cuatro frentes (la pasada ocurría a la italiana), la historia de este hombre que empieza a hacer una lista de ‘cosas maravillosas’ que le devuelvan el amor por la vida a su madre con un trastorno border, se cuenta igual -porque es la misma historia, básicamente- pero al mismo tiempo de distinta manera; dimensiona y encuentra distintos espacios y rincones para la acción, los cuales enriquecen de manera inminente el montaje.

La dirección, por su parte, se percibe menos tímida y profundiza más en el personaje y el conflicto que esta vez está más presente durante todo la obra. De la misma manera que el espacio se ha dimensionado para que la ficción y el personaje encuentren sus respectivos momentos para reír, conmocionar o bien, ser reflexivos.

Puras Cosas Maravillosas

Así mismo, y para conjugar esta nueva propuesta, el diseño de audio inmersivo de Tareke Ortiz se amalgama perfectamente entre lo que hace y dice el personaje, haciéndose muy presente, pero sin quitar la atención. Por otro lado, y mención aparte, la iluminación de Isaías Martínez pierde lo sobrio de la propuesta anterior y se arroja a experimentar con colores, texturas y un gran entendimiento de la emoción a través de la luz.

La gran valía del regreso de Puras Cosas Maravillosas no solo radica en la frescura que le da el buen entendimiento del producto por parte de su equipo, sino en que es una historia que cualquiera de nosotros podría ver una y otra vez porque merece ser contada así; porque muchas veces necesitamos que nos digan que la vida vale la pena, que todos tenemos problemas y se arreglan, que a veces solo hay que resistir un poco, y que todo pasa y se pone mejor.