La nueva fantasía sci-fi de Netflix pretende ser un thriller, pero acaba resultando demasiado pausada y explicativa como para realmente mantenernos en suspenso… pero tampoco termina por ser un drama. ¿Entonces qué es?

Los hombres están por acabarse los recursos del planeta, tanto así que los actuales seres humanos sobre la Tierra tal vez no dejen a nietos que puedan crecer en este habitat sin morir en el intento, por lo que al profesor Martin Collingwood (Tom Wilkinson) se le ocurre iniciar un experimento genético para transformar el cuerpo de algunos seleccionados soldados y crear seres capaces de vivir en la luna de Saturno, Titán, un ambiente demasiado hostil para el hombre, pero que con unas pequeñas modificaciones podría resultar en una nueva casa para la raza humana.

Sam Worthington en The Titan

Al centro de este experimento se encuentran Rick Janssen (Sam Worthington) como un ex soldado dispuesto a todo para salvaguardar el futuro de su hijo y su esposa, la pediatra Abi Janssen (Taylor Schilling) que se sube al bote y apoya la decisión de su marido hasta que comienza a observar demasiados cambios en él que se acaban convirtiendo en un foco rojo que no puede ignorar.

Como los compañeros de experimento de Janssen se encuentran Diego Boneta, Nathalie Emmanuel y otros valientes.

Sam Worthington y Nathalie Emmanuel.

La premisa lo tiene todo para entregar un thriller de criaturas genéticamente alteradas, de momentos de mucha tensión y una trama que te mantenga al borde de tu asiento, pero The Titan se toma tantísimo su tiempo en convertir a Janssen en un monstruo que el ritmo termina por ser incómodo y lento, las escenas un cúmulo de montajes de relleno, y para cuando empieza lo verdaderamente interesante de la película -que es bien entrada la primera hora- simplemente ya estás muy cansado como para interesarte.

Más allá de eso, donde la música, la fotografía y las actuaciones nos prometen un thriller, el guión y la dirección nos entregan un drama que a momentos se siente como un The Shape of Water mal logrado y otros hasta como de E.T. versión adulta; y esa mezcla de géneros -en conjunto con la poca personalidad que se le otorga al protagonista- juegan en contra de la entera película, tirando una premisa con tanto potencial al piso y convirtiendo The Titan en un inento poco memorable.

The Titan de Netflix

Una lástima, tomando en cuenta que Taylor Schilling (que de pronto es más estelar que el mismo Sam Worthington) realiza un trabajo supremo y es la única tratando de mantener la película a flote -incluso cuando el guión se ha olvidado de que existen personajes secundarios, a quienes abandona por completo como a la mitad de la película- y la fotografía, y el trabajo de maquillaje están verdaderamente a la altura de una gran cinta sci-fi. Y nosotros que creíamos que éste iba a ser el gran regreso de Worthington. Nos equivocamos.

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