Recientemente La Prietty Guoman ha sido calificada bajo adjetivos que nada tienen que ver con la puesta que monta el actor César Enríquez. Así que vámonos poniendo de acuerdo en qué sí es y qué no es este cabaret, para que no se dejen engañar.

Los peligros de ser detractor de un material que no se conoce son grandes. Y ahora La Prietty Guoman, cabaret que su creador e intérprete, César Enriquez, ha presentado desde el Foro Lucerna y hasta el Teatro de la Ciudad, se está enfrentando contra mensajes de odio que nacen de un vistazo al poster de la obra y poco tienen que ver con la verdadera temática del montaje.

Se le está criticando de ser una burla poco respetuosa a la comunidad afromexicana (incluso mencionan que el actor se pinta para poder hacer el papel), se le acusa de sobresexualizar a la mujer y de ser un espectáculo drag. Y ahí les va por qué los tres conceptos son erróneos, qué sí es y por qué vale mucho la pena ir a verlo (y próximamente podrán, dado que tendrá temporada en agosto y septiembre en el Helénico).

  1. La Prietty Guoman no es un personaje afromexicano o negro. Es morena, sí, y con un bronceado jarocho que la oscurece más bajo el sol. El color de piel de la Prietty es el mismo que el de su autor, César Enriquez, que no se pinta para representar el papel (no de negra, pues, las pestañotas son otra historia) y que de hecho en su discurso hace alución al clasismo mexicano que nace de una historia que él mismo ha tenido que vivir en un país donde al moreno se le hace menos.
  2. La Prietty no es drag, aunque esa palabra nos guste y esté de moda. La Prietty es un personaje de una mujer trans representada por un actor que tiene una larga trayectoria creando todo tipo de personajes (en El Vicio lo pueden ver como actor revolucionario de inicios del siglo pasado en Por Jodidos y Hocicones Mataron A los Actores).
  3. El personaje de la Prietty es prostituta. La vendieron de chiquita y es la forma que tiene de sobrevivir en las calles. No sobresexualiza el rol de la mujer, pero refleja la condición de muchas mujeres trans cuyos trabajos y formas de subsistir han sido limitadas. Una comunidad a la que la Prietty ha dado voz y que le ha respondido de regreso (durante su presentación en el Teatro de la Ciudad, varias mujeres trans se unieron a ella sobre el escenario para aplaudir su trabajo).

Ahora sí. ¿Qué sí es La Prietty Guoman y por qué no te la puedes perder en cuanto regrese a los escenarios?

Julia Roberts, o «Robers» como le dice ella, es su modelo a seguir (y su ícono de estilo). Ella siente que tiene una historia igualita a la de Vivian Ward, aunque la realidad no podría ser más distinta. La Prietty es una soñadora. Nos cuenta su historia desde un coche destartalado, cuya cajuela le sirve de camerino, acompañada únicamente por su leal «Mudita» al piano (la mujer que más la ha amado), desde que es vendida por su padre para terminar defendiendo su honor en la cola de las tortillas en Veracruz y hasta que se consigue trabajo de imitadora de Mariah Carey y Whitney Houston (Maria Caray y Wini Hiustons) en el Dorothy.

El monólogo es para soltar carcajada tras carcajada. El carisma y la manera de ver la vida de La Prietty es sencillamente contagioso; y aunque su narración y números de baile te tienen muerto de risa, lo que va hilando es una historia de vida que tristemente espejea a la de otras muchas mujeres trans en el país. El final es contundente y poderoso. Pasas de escupir el riñón a carcajadas a quedarte sin habla de un momento a otro. Y su mensaje es uno que todo mundo debería de escuchar.

No te dejes llevar por la imagen de un poster y si escuchas críticas erróneas en redes ahora sabes cuál es la verdad detrás del espectáuclo. La Prietty Guoman regresa con nueva temporada al Teatro Helénico el 16 de agosto todos los jueves.