Los cambios se logran paso a paso y es por eso que Disney finalmente está cambiando sus historias para ser más inclusivos y diversos.

1937 fue el año en el que Walt Disney presentó Snow White, primer largometraje que contaba la historia de una princesa que, al final encontraba a su príncipe y juntos vivían un cuento de ensueño.

Más de 80 años después, la compañía que comenzó con un ratón, ha cambiado las reglas de su juego y la forma en que cuenta sus historias, logrando así una apertura y diversidad digna de admirar y que, aunque no ha sido del todo fácil el proceso, al final lleva consigo un mensaje en concreto: el amor en todas sus formas de expresión.

Fue en 2012, luego de muchas Cenicientas, Bellas y sirenas, como de la mano de Pixar, conocimos a Mérida en Brave, una princesa de cuento poco convencional. En la historia, la heredera al trono de DunBroch, se rebelaba ante sus padres y el reino entero, para demostrar que no necesitaba de un hombre para amar o siquiera gobernar.

Un año más tarde con Frozen, las hermanas Anna y Elsa, retomaron dicha idea con mucha más fuerza, pues juntas demostraron que el amor verdadero, no dependía de un príncipe de cuento.

Desde entonces, Disney y sus derivados, han presentado un sinfín de personajes poco estereotipados y quizá, hasta un tanto alejados de lo que tiempo atrás, hubiéramos esperado. Y aunque la compañía mantiene cierta postura basada en los valores tradicionales, cada tanto se anima a presentar historias poco convencionales. Es por ello que hoy hablamos de un nuevo Disney, que se abre paso como agente de cambio, para que todos y todas puedan vivir y sentirse identificados con su encanto.

Y fue quizá con la llegada de Disney+ a más países, como pudimos notarlo, pues con la oferta y diversidad de contenidos que la plataforma presenta, hemos podido conocer nuevas historias y personajes que lo confirman.

Tal es el caso de High School Musical: the musical, the series, en la cual podemos observar ciertos guiños a la comunidad LGTB+, como es el caso de la protagonista (Olivia Rodrigo) quien habla abiertamente de tener dos madres. Incluso en una escena de la serie, Joshua Bassett, protagonista masculino, lleva puesta una playera con la leyenda “PRIDE” en colores.

Otra historia que rompe con lo establecido es Noelle. Película navideña protagonizada por Anna Kendrick, la cual presenta a la primer mujer en convertirse en Santa Claus, bajo el ideal de que siempre se ha tenido en mente que dicho personaje debe ser masculino, pero realmente no hay nada escrito.

Y finalmente, hablemos de Godmothered, el estreno más reciente de Disney+, la cual cuenta las aventuras de Eleanor (Jillian Bell), una hada madrina en el mundo terrenal y en búsqueda del amor real.

Al final (y sin afán de spoilear) el cuento justamente habla del amor en toda su expresión y no quizá como lo conocemos o lo esperamos hasta el día de hoy. Es así como, una vez más, y dejando de lado el amor heteronormado, podemos observar a una madre que asegura, el amor más grande es el de sus hijas, así como a una abuela que comparte un amor inigualable con su nieto y para sorpresa de todos, también podemos ver a una pareja gay que sostiene en brazos a un bebé y juntos aseguran, ése es el amor más fiel.

Ya cercano al final de la película, a manera de reflexión y acompañada de una voz en off, podemos escuchar a June Squibb, hablar de que el amor se presenta en todas las formas y tamaños. (Lo antes mencionado es ilustrado con hadas madrinas de todo tipo, entre las que se puede observar a un niño con vestido). Y citando sus palabras “We weren`t just old. We’d become old-fashioned” (“No solo éramos viejos, habíamos pasado de moda”), considero aplica no solo para dicha película, sino para todo el mundo Disney, que finalmente apostó por nuevas formas de expresión y ante todo, haciendo válido el amor en toda su extensión.

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