Marvel aprendió mucho del éxito de Thor Ragnarok, metiendo mucha comedia en la acción de la nueva Ant-Man y logrando una mejor película para el MCU que la primera que nos presentó al héroe diminuto.

Lo increíble de Marvel es que ha sabido tomarse poco en serio a sus superhéroes en spanx; abraza la ridiculez innata que acompaña a las historias de héroes y villanos, y es capaz de encontrar la risa hasta en momentos de absoluto peligro -cosa que DC no ha sabido hacer y ésa ha sido una de las grandes razones de su fracaso.

Junto al Peter Quill de Guardians of the Galaxy, el Peter Parker de las nuevas Spider-Man, Tony Stark en Iron Man y más recientemente todos en Thor Ragnarok, Scott Lang de Ant-Man & The Wasp es una reiterada evidencia de que un héroe con humor carga mejor una película sobre sus hombros. Y vaya que Paul Rudd en el papel se luce con un perfecto timing y momentos claramente improvisados que hacen de esta Ant-Man una de las cintas más divertidas del verano.

Ant-Man & The Wasp retoma 2 años después de los eventos sucedidos en Civil War. Regresando de Berlín, donde Ant-Man técnicamente rompió los acuerdos protocolarios para los superhéroes y en el proceso traicionó la confianza de su mentor, Hank Pym (Michael Douglas) y el amor de su vida, Hope Van Dyne (Evangeline Lily) al ocultarles su colaboración con Captain America, Scott ahora se encuentra bajo arresto domiciliario con la amenaza de terminar 20 años en prisión en caso de no llegar a cumplir su sentencia completa (que ya termina en tres días).

Pero su fuerza de voluntad es puesta a prueba cuando la mamá de Hope, la Dra. Janet Van Dyne (la anterior Wasp), hasta ahora perdida en el Quantum Realm, logra ponerse en contacto con Scott a través de un sueño, levantando las esperanzas de Hank y Hope de iniciar una misión de rescate y recuperar a la mujer que perdieron 30 años atrás.

Las cosas se complican con la aparición de Ghost (Hannahn John-Kamen), una misteriosa mujer capaz de atravesar objetos, cuyo objetivo es robarse el laboratorio de Hank a toda costa; y Sonny Burch (Walton Goggins), un mafioso que busca apropiarse de la tecnología cuántica de los Van Dyne para hacer negocio en el mercado negro.

Donde la primera Ant-Man se sentía como un rose a las capacidades de este superhéroe, esta secuela es un clavado de lleno a un universo donde todo se puede hacer chico, grande, diminuto y enorme, y Peyton Reed (Director) no se intimida al jugar con esa variedad al extremo. De edificios que se convierten en maletas de mano, persecuciones en coches que a momentos son del tamaño de hot-wheels, un Ant-Man francamente bestial que asemeja a Godzilla, y hasta un juguete de Hello Kitty engrandecido para ser usado de arma, Ant-Man & The Wasp nos presenta secuencia tras secuencia de un superpoder usado en divertidas variaciones que visualmente son un gozo absoluto que emociona como niño.

Pero más allá de los perfectos efectos visuales y las sumamente entretenidas escenas de acción, son las instancias de franca comedia las que se llevan los aplausos de la película. Un Ant-Man que no logra regresar a su tamaño original y termina pareciendo un niño en una divertida secuencia de robo, el uso de una inyección de «suero de la verdad» a través de la cual Michael Peña (Luis)  demuestra todas sus capacidades para tenernos en el suelo de la risa, o las interacciones entre Paul Rudd y Randall Park (el oficial Jimmy Woo) que son tan surreales e irreverentes -y tienen los mejores diálogos de toda la película (muchos de ellos, probablemente improvisados)- que no quieres que terminen nunca; Ant-Man & The Wasp no es una película de superhéroes, es una comedia familiar y probablemente de las mejores, casualmente espolvoreada con la magia de Marvel. Y es la imperdible del verano.

PD: La escena post-créditos es tan magnífica que te costará trabajo despegar la mandíbula del suelo para salirte de la sala. No te vayas a ir antes de verla.