Una demandante competencia de piano expone de divertida manera la pedante pretención que prevalece en el mundo del arte, y la distintas razones por la que individualmente uno se avoca a la música, desde la búsqueda de reconocimiento y fama, y hasta el satisfacer necesidades ajenas.

Triple Concierto no necesita perfección, y no la tiene. Hay algo espontáneo y poco pristino en la puesta de Claudio Valdés Kuri que perfectamente captura la terquedad del arte y el artista por ser incuestionable e impoluto, cuando algo tan personal y nacido del institno y la inspiración rara vez lo es.

Triple Concierto de Teatro UNAM

En un salón con un piano, varios concursantes de distintos lugares de México, y uno que otro extranjero, se presentan para tocar ante un jurado que los enjuicia de manera distante, indiscretamente déspota y con aires de superioridad. Los están evaluando como parte de un concurso que sólo permitirá pasar a 18 participantes, eventualmente 6 semi-finalistas, para llegar a una brutal final entre tres y poder coronar a uno como el mejor del país.

Triple Concierto de Teatro UNAM

Los concursantes vienen de antecedentes diversos, pero todos tienen una cosa en común: la aparente necesidad de sobresalir; pero conforme conviven durante la conferencia van encontrando en los otros a similares con los cuales pueden empatizar para crear una especie de amistad, aunque sea intermitente y manchada por rivalidad, y para algunos de ellos hasta amores pasajeros.

Triple Concierto de Teatro UNAM

A pesar de que la historia de Mónica Hoth y Claudio Valdés Kuri es sencilla, lo que vuelve brutalmente vigorosa a Triple Concierto es un trazo ingenioso y visualmente apantallante, y la energía de un elenco que se divide en muchos personajes a la vez, actuando, cantando y tocando varios instrumentos que se entregan de manera insaciable a una dirección que insiste en meterlos en problemas, y nadie en ese escenario parece ni remotamente intimidado por eso.

Triple Concierto de Teatro UNAM

Lo que comienza haciendo uso de la simplicidad y la inmensidad del Juan Ruiz de Alarcón para dar la sensación de pequeñez en estos artistas, con cada escena se vuelve más y más ambicioso. Para cuando los seis semifinalistas se reúnen a beber y conversar, Valdés Kuri transforma su velada en un ballet que fluye orgánicamente de una reunión amistosa a una coreografía irreverente, en la que de pronto hay dos personas tocando el piano, otra más el violín, una última el cello, varios ya se han quitado la ropa, y dos acaban teniendo un incómodo momento homoerótico en el que jamás se tocan el uno al otro, pero sí a sus respectivos instrumentos, llevándolos al clímax.

Belleza y simpatía.

Triple Concierto de Teatro UNAM

Edwin Calderón, Sasha Cortés, Sebastián Espinosa Carrasco, Konstantin Evmenkin, Mario Mendoza y Naomi Ponce de León son impresionantes. Juegan con sus fortalezas para entregar un montaje que completamente desvanece el hecho de que son los mejores histriones. Pero nada de eso importa, porque crean música en las situaciones más adversas, y danzan alrededor de sus instrumentos como si de extremidades del cuerpo se tratara.

Triple Concierto de Teatro UNAM

El duelo final que da nombre a Triple Concierto no es una competencia, es un caleidoscopio. Tres pianistas tocando complejas partituras, mientras el mundo a su alrededor se mueve, y los mueve, como en un cubo de cuatro dimensiones que deja a la audiencia sin aliento, porque más allá de un trazo escénico bello y complejo, lo que destila ese momento es pasión pura. Es la sangre que derrama el artista.

Triple Concierto de Teatro UNAM

Y el diseño escenográfico es brutal. En general permite que el espacio hable por sí solo, y lo deja ser una caja negra gigantesca, donde el elenco vestido en colores llamativos y los grandes pianos tengan mayor presencia, pero cuando llega el monento de dar pie a la semifinal de la competencia, ve su momento de brillar y nos lleva tras bambalinas de forma inteligente, dejando el escenario al fondo y en proscenio la tramoya y el entre piernas, y ese pequeño instante, perfectamente calculado para la penúltima escena, es apantallante y único.

Triple Concierto de Teatro UNAM

Pero al final Triple Concierto tiene mucho más que decir que meramente el ya conocido tema del alma torturada del músico. Habla del reconocimiento que ponemos en manos de otros, del perseguir sueños que a veces no nos pertenecen, pero nunca nos hemos detenido a preguntar si son nuestros realmentes, del ego y la palabrería, de una industria que vive del privilegio y la exclusividad, del nombrar más talentosos a los que estudiaron en el extranjero, con ciertos maestros, que destacan desde el currículum y las palancas. Todo muy relacionable con cualquier expresión artística.

Triple Concierto se presenta jueves, viernes, sábados y domingos en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM.