Los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura se reúnen para atormentar a Scrooge en un musical de voces bellísimas y coros que se sienten como un regalo, pero una producción que podría usar mejores ornamentos. Un Cuento De Navidad nos regala el espíritu de las fiestas en una cajita que sin duda es emocionante abrir, envuelta en papel de estaño cuando el relato de Dickens y la música de Menken dan para hacerlo en láminas de oro.

El cuento lo conoces bien, situado en 1840, Un Cuento De Navidad nos transporta a aquella Londres de Charles Dickens donde el dinero y la comida no sobran, pero el corazón y la familia bastan. Agrio, tacaño y obsesionado con guardar hasta el último centavo, Ebenezer Scrooge pareciera estar negado a recibir el amor que en tiempos navideños se respira en el aire; pero luego de una Noche Buena en la que su amargura termina por afectar a los pocos seres queridos que aún deciden mantenerlo cerca, el adinerado pero solitario Scrooge es visitado por cuatro fantasmas, el de su ex socio, Marley, y los espíritus de las Navidades pasada, presente y futura, que en un recorrido por el tiempo y los peligros de la avaricia le recuerdan el verdadero significado de la época.

Un Cuento de Navidad

Versiones de A Christmas Carol se han hecho muchísimas, pero ésta a modo de musical es una que durante años representó la llegada de las fiestas en Nueva York. Estrenada en 1994, la obra se presentó todos los diciembres en el teatro en Madison Square Garden hasta 2003, marcando una tradición que duró nueve años y que ahora los socios productores de Un Cuento De Navidad quisieran instaurar en México.

Con un score de Alan Menken (Little Mermaid, Beauty and the Beast, Aladdin), Un Cuento De Navidad es probablemente el trabajo del compositor que más se acerca a una ópera musical, y la obra en México cumple con el requisito esencial para montarla: un ensamble de voces tan espectaculares como ligeras y dulces que hacen magia con la partitura. Cada uno de los actores en el enorme elenco del musical es una esfera de ese precioso arbolito que tienen montado en el Teatro San Rafael. Y muchos de ellos roban constantes momentos con apariciones pequeñas, pero sobresalientes con personajes incidentales.

Un Cuento De Navidad

Axel Alcántara es la figura más enternecedora del montaje. Como Cratchit entrega comedia donde es necesaria y muchísimo corazón como el tierno padre de una familia que no tiene mucho, pero lo que les falta en billetes lo compensan con cariño. Axel brilla en cada escena que toma en sus manos y funciona como el corazón que bombea música y sangre hacia los demás. Junto con los tres actores niños de la puesta (Job Almanza, José María Nieto y Romina Valenzuela) que no le piden nada a nadie más del elenco, y hacen de sus apariciones de las más memorables del montaje.

Óscar Piñero como el fantasma de Marley es una presencia divertida y una voz brutal repleta de energía; mientras Odette Villarreal como la señora Fezzwig conquista la escena más hilarante del montaje; Bobby Mendoza como un joven Scrooge atina a llevarnos a un pasado inocente pero ya con tintes de cierta oscuridad; Mau Hernández con la voz más alegre del montaje hace de su Lights Of Long Ago un verdadero momento de nostalgia, mientras Caro Vélez, como Fantasma de las Navidades Por Venir no puede presumir voz, pero como mendiga golpea notas que hacen vibrar el auditorio. Áxel Gollaz, Diego Meléndez y Bernardo Gobar presumen momentos de baile que dan brillo a los momentos coreográficos, y Jacobo Flores y Sofía Ochoa, junto con tantos más, son presencias adorables muy requeridas para un musical que pretende llenar de armonía un teatro que está ahí para sentir Navidad en cada nervio del cuerpo.

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Adal Ramones es un Ebenezer Scrooge solvente. Tiene trabajado a un personaje y se nota, pero no consigue mantenerlo durante toda la rutina, su voz ronca y avejentada va y viene sin lograr mantenerse estable, y su canto (que no es muchísimo durante la obra) apenas si consigue sacar las notas, batallando continuamente con el aire y una afinación que llega a eludirlo. A pesar de que la comedia es su fuerte, Adal no termina por matizar a Scrooge lo suficiente como para poder tener momentos realmente simpáticos o, hacia el otro lado, emocionales, y aunque presenta a un protagonista con peso son realmente los números ensambláticos los que hacen valer la obra.

Un Cuento De Navidad

La dirección de Óscar Carapia (también encargado de la coreografía) toma una ruta un tanto simplista al lado de un diseño de producción tal vez demasiado sencillo para su propio bien. Quizá relacionado con que el musical fue pensado para poder irse de gira por varias ciudades de México -lo que implicaría tener que pensar en movilidad antes que fastuosidad- lo cierto es que Un Cuento De Navidad acaba por vaciarse de elementos que pudieran darle cuerpo para sentirse en muchísimas escenas vacío, como si el mismísimo Grinch hubiera pasado antes por ahí para robarse la Navidad que uno esperaría ver envolver esta puesta en específico.

Un Cuento De Navidad

Una escenografía de páneles corredizos y telones pintados a la «cuentito» siempre con apariencia de ladrillo azulado, permanece idéntica durante el entero de la puesta, no logrando transportarnos realmente a ningún lugar que no sean calles frías y lúgubres, poco ayudada por una iluminación (ambas a cargo de Félix Arroyo) que se va hacia lo penumbroso, nublado y apenas visible, que al llenarse de humo pareciera comerse a varios de los actores, especialmente a los que se sitúan en proscenio, que aún teniendo protagonismo, se pintan como sombras cuyas caracterizaciones quedan penosamente ocultas a público.

Un Cuento De Navidad

Hay una franca sensación de poca regocijo en una puesta que tendría que ir in crescendo en su aspecto alegre y festivo, incluso las escenas del Fantasma de la Navidad Presente, un simil de Baco, dios del vino, la música y la fiesta, mantienen ese aire grisáceo y desierto que por más que haya un elenco enorme y llamativo en escena no consigue retacarse de la majestuosidad que esas escenas de bacanal piden a gritos. Palabras como «joy», como «merry» que tenemos tan identificadas con lo navideño se ocultan en colores y formas opacas que, a pesar de que funcionan bien especialmente al inicio de la obra, conforme avanza detienen la emocionalidad de una obra cuyo fin último es conmover y alegrar.

Un Cuento De Navidad

El vestuario, especialmente el que corre a cargo de Cristina Castañeda para el ensamble, tiene grandes momentos que, de hecho, consiguen llenar los huecos de lo simplificado en escena, pero tropieza con otros instantes incrongruentes y fuera de todo estilo, especialmente durante el tap de Abundance and Charity donde los bailarines hombres están perfectamente ubicados en este universo de Dickensiano, pero las mujeres, en suéteres comunes y actuales, y pelucas blancas se ven disfrazadas para otra ocasión.

Un Cuento De Navidad

Óscar Carapia dota de muchísima vida a números como el de Link By Link, donde los fantasmas de Londres visitan por primera vez a Scrooge usando sus cadenas como cuerdas para saltar, y Christmas Together donde joviales bailes inspirados por aquellos del siglo XIX nos llevan a una cena navideña de rituales jocosos y coreografías simpáticas, tanto así que en otras varias escenas de menor movimiento se extraña esa capacidad de Carapia para sorprender y sacar sonrisas desde las figuras y el uso a su favor de vestuarios vistosos en lo que de pronto se percibe demasiado estático y meramente funcional por encima de lo que Un Cuento De Navidad regala para jugar a manos llenas.

Un Cuento De Navidad

Un Cuento de Navidad podría ser la siguiente gran tradición del teatro mexicano, una que regresara a llenar nuestros auditorios de christmas cheer cada año, y con suerte tiene aún mucho tiempo para encontrar ese punto medio donde lo luminoso y emocionante pueda hechizarse sin necesidad de vestir un Madison Square Garden, y lo factible para poder tener una producción de gira que alcance a todo México y siga manteniendo una luz especial como aquella de la estrella que brilla en la cima del arbolito.

«Pamplinas», diría Scrooge, que al final lo prioritario es poder tener ese espacio para disfrutar en familia y con los seres queridos, que es uno de los grandes mensajes de un musical que nos recuerda que lo importante es estar juntos y disfrutar en presente de quienes hoy nos acompañan.

Un Cuento De Navidad se presenta en CDMX en el Teatro San Rafael, Puebla, Guadalajara y Monterrey en distintas fechas que puedes consultar aqui.