En octubre de 2015, Netflix se preparaba para estrenar su primera película original: Beasts of No Nation, la pionera en un catálogo que ha crecido desmedidamente y que ahora te queremos re-recomendar.

Beasts of no Nation (Bestias Sin Patria) es la original original de Netflix, una que rescata parte de la historia del continente africano a través de un drama en apariencia ficticio, pero tristemente basado en una realidad para más de un país.

Dirigida y producida por Cary Joji Fukunaga, a quien podemos recordar por su participación como escritor en el remake de 2017 de It, y por la producción de la serie próxima a estrenarse Maniac (pueden ver el trailer aquí), Beasts se presentó originalmente en la sección principal en competencia del Festival Internacional de Cine de Venecia, donde consiguió el premio Marcello Mastroianni al mejor actor.

Es una película de guerra y drama basada en la novela del mismo nombre, escrita por Uzodinma Iweala (2005), en donde se relata la difícil y cruda infancia de Agu, el niño protagonista que vive en plena guerra civil de un país cuyo nombre nunca es revelado.

Agu, no mayor a 10 años -interpretado por Abraham Attah- se enfrenta a la dura situación de un país en guerra y las circunstancias de la vida lo llevan a integrarse a un ejército de rebeldes dispuesto a recuperar la libertad que alguna vez les quitaron.  Es imposible no reflexionar el uso de niños como soldados no en una, pero en varias guerras después de verla.

Te recomendamos que en el momento en que veas la película prepares unos pañuelos desechables y a una persona a quien puedas abrazar…o en cualquier caso a una almohada. De igual forma, sí eres fanático de este tipo de dramas históricos, te la recomendamos ampliamente.

La película y sus locaciones están tan bien elegidas y detalladas que terminando de verla sentirás que conoces a la perfección la maleza y las aldeas de los nativos. Se agradece infinitamente la simpleza de los diálogos y las escenas. 

Lo mismo sucede con los actores, todos logran llenar su papel al máximo, en especial los niños que participan en el filme, que desde 2015 son grandes promesas de la actuación, como el ya mencionado Abraham Atta y Emmanuel Nii Adom Quaye. Y bueno, ni hablar del posible futuro James Bond, Idris Elba.

No es necesario tener algún referente histórico previo para ver y entender la película, en el transcurso vas aprendiendo poco a poco de esta cultura africana y eso sólo es un plus.

Es importante recalcar que es una película cruda, pero digerible, es nostálgica, pero llena de reflexión y finalmente bondadosa. En pocas palabras, tiene la combinación perfecta, que además te hace llevadera las casi dos horas que tiene de duración.

Perfecta para valorar los pequeños detalles de la vida, ¿y por qué no? para entrar en ese sad mood que se disfruta a su manera. Y, claro, la encuentras en Netflix. Para que nunca se te olvidé cómo y dónde comenzó todo.

¿Ya la viste? ¿Qué te pareció?

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