La última vez que Steven Spielberg se llevó un Oscar fue en 1999. Hace casi dos décadas que el icónico director no logra impresionar a la Academia y este año las posibilidades de que regrese a casa con las manos vacías son nuevamente altísimas.

Steven Spielberg es probablemente el director más famoso de Hollywood para las generaciones cinéfilas del cine post setentero y los amantes de la aventura y la fantasía.

Ha dirigido clásicos como E.T., Jaws, Jurassic Park e Indiana Jones.

Y como productor ha sido parte de éxitos taquilleros como Back to The Future, Goonies, Gremlins, Casper y en televisión de series como Band of Brothers, The Pacific, Smash o Falling Skies.

¿Entonces cómo es que han pasado 19 años de la última vez que se llevó una estatuilla del Oscar?

Saving Private Ryan le regaló su último triunfo como Director en 1999.

Y como productor ha pasado aún más tiempo: Schindler’s List de 1994 (año en el cual se llevó estatuillas a Mejor Película y Mejor Director).

Desde ese entonces ha estado nominado nuevamente en 8 ocasiones (sólo dos de ellas en categoría de dirección) y siete veces se le ha escapado el premio de las manos. La octava, estamos por enterarnos este 4 de marzo durante la ceremonia del Oscar, pero las posibilidades de que vea el premio partir en manos de alguien más son altas.

Lincoln y Munich fueron las dos películas que lo acercaron a recibir nuevamente el Oscar a Mejor Director, pero en ambas ocasiones Ang Lee se lo arrebató de las manos, una por Life of Pi y la otra por Brokeback Mountain.

Y como productor la película que más lo acercó a la codiciada victoria fue War Horse en 2012, pero ¡alas! ése fue el año de The Artist.

Este 2018 nuevamente está nominado como productor por The Post (como director su omisión fue de las más sorprendentes en la categoría).

Pero compitiendo contra moguls como The Billboards Outside Ebbing Missouri, The Shape of Water y Call Me By Your Name, las probabilidades de que Spielberg vea a The Post salir victoriosa en la categoría de Mejor Película son, a falta de otro nombre más apropiado, paupérrimas.

¿Será que Steven Spielberg ha perdido el toque de midas que alguna vez le perteneció en los 90 o más bien sus películas están hechas para la taquilla y no las premiaciones?

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