Marcianos vs Mexicanos es la última producción animada de los hermanos Gabriel y Rodolfo Palacio Alatriste (mejor conocidos por la saga de las películas de Huevo Cartoons) con la que demuestran que debieron seguir haciendo más secuelas de los desgastados huevos, ya que esta última producción es en todos los sentidos vomito cósmico del peor nivel, un adefesio que atrasa 10 años la animación mexicana.

A pesar de contar en doblaje con voces de prestigio nacional como Adal Ramones, Omar Chaparro, Angélica Vale, o el experto Humberto Vélez, el guión no termina de concretar la historia en algo que podamos llamar “historia”; lleno de gags con poco ingenio, chistes aburridos y muchas bromas recicladas de sus otros trabajos, acaba siendo un espectáculo monumentalmente aburrido de 90 minutos.

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El doblaje no se salva del clásico «querer meter los manierismos o voces de sus personajes más conocidos» que los actores mexicanos hacen cuando no están trabajando en películas de Disney. Se siente dolorosamente evidente y forzado, especialmente en Adal Ramones -y su personaje, poco vigente e innecesario- y tristemente también en Chaparro. Más algunas penosas participaciones especiales, como la de Jaime Maussan, que se siente como si lo hubieran obligado a participar pistola en mano, muy distinto al reciente acierto de Netflix.

El problema principal con este bodrio no es, sin embargo, que la historia podría resumirse en un sketch como de Chiquilladas, sino el tono con el que te la cuentan que literalmente pone de malas. Los personajes son profundamente detestables desde los primeros minutos, y lo que en un principio pretender ser una parodia a los mexicanismos, termina por convertirse en una broma de mal gusto, no en razón de no entender la «comedia», pero de no tener idea narrativamente de cómo tocar la vena de auto-parodia que nos caracteriza. La alusión termina por ser muy limitada.

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No me queda claro si el producto está dirigido a niños, en serio no, pero después de los primeros 10 minutos de película, podemos concluir que:

    1. Los mexicanos somos corruptos.
    2. Las mexicanas son súper zorras y aman tener hijos de cuatro o cinco padres diferentes, y vienen solo en dos sabores: las madres solteras deliciosas o las señoras gordas horribles.
    3. Los mexicanos nos pedorreamos todo el tiempo.
    4. A los mexicanos nos gustan maltratar a nuestros niños.
    5. Los tíos siempre son entrañables, borrachitos, buenos para nada.
    6. Todos los mexicanos roban.

Mientras Coco o incluso la saga mexicana de Leyendas, exaltan el mexicanismo en su sentido más noble, Marcianos vs Mexicanos se inspira y parece querer gritar los peores estereotipos que se nos atribuyen, reafirmando la horrible noción del mexicano como lastre social que nos deja muy mal parados.

Al final, la historia la has visto mil veces, la reafirmación sin empacho de «las mañas mexicanas» no la necesitas, las bromas de humor limitado no consiguen ser graciosas o memorables y la mejor recomendación que yo les puedo hacer es que la eviten a toda costa. ¡Quiero mi dinero de vuelta!

 

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