Rise no es una serie musical, pero vaya que la música y los musicales son gran parte de su trama y su concepto. Y los amantes del teatro la van a devorar.

No han pasado ni cinco minutos de estrenado el capítulo piloto y ya escuchamos pedacitos de Grease y Hamilton, y Rise amenaza con que las referencias a Broadway y al teatro musical no van a parar. Creada por el ganador del Emmy por Friday Night Lights, Jason Katims, e inspirada en el programa de teatro de la preparatoria en Pennsylvania, Harry S Truman Highschool, y en su maestro de drama Lou Volpe, Rise no es el típico drama preparatoriano demasiado adolescente, cursi o superficial; y tampoco se asemeja a series musicales como Glee y Crazy Ex-Girlfriend con un carácter mucho más maduro y un tono completamente natural. Es un género por sí sola.

Los estudiantes del club de drama de una preparatoria conservadora están por ver sus vidas cambiadas cuando, Lou Mazzuchelli (interpretado por Josh Radnor, mejor conocido por el universo como Ted Mosby de How I Me Your Mother) su maestro de literatura, toma dirección del programa de teatro escolar y decide cambiar la tantas veces vista Grease, que los alumnos ya están montando, por algo diferente…Spring Awakening, un musical sobre el despertar sexual de adolescentes de 17 años en la Alemania de 1900, que toca temas como suicidio, aborto y, claro, sexo, provocando que sus alumnos se conviertan en una tropa unida y llenándose de detractores en el camino.

Rise no logra escaparse de los clichés tan repetidos en dramas preparatorianos: el antagonismo entre el profesor de teatro y el coach de fútbol, la estrella quarterback que no se siente pleno con el deporte y empieza a ser convencido por la música y el teatro, el maestro inspirador que ante todo pronóstico se convierte en un faro de esperanza para sus alumnos. Todos esos lugares comunes que incluso recientemente nos topamos en Glee no fueron dejados a un lado, pero donde Glee (y otras) se vuelven extremistas y hasta de pronto fársicas, Rise se vuelca hacia un lugar natural, que incluso se siente poco cuidado en su producción, como si la poca perfección en vestuario, iluminación y arte fueran parte de la sensación casera que están buscando.

La música, sin embargo, es el volante de la serie. Las canciones de Spring Awakening se vuelven el soundtrack del piloto, pero no a manera de números musicales, sino como cachitos aquí y allá que se vuelven parte fundamental y orgánica de la historia. Y los amantes de Moana estarán felices de saber que Auli’i Cravalho tiene uno de los roles principales, y claro que en la puesta dentro de la serie realiza el papel de Wendela. El resto del elenco son caras nuevas con mucha promesa, incluyendo a Ellie Desautels, un actor gender fluid representando a un estudiante transgénero -ah, y bueno, Shannon Purser, es decir, Barb (Stranger Things).

La escena final del capítulo piloto donde el elenco, al que apenas estamos conociendo, se unen para cantar I Believe en un momento poderoso y significativo del capítulo, es una de las secuencias más emotivas y mejor logradas que a este crítico le ha tocado ver en dramas de este género. Y llama a que sigas viendo la serie completa con kleenex en mano. (Les dejo el clip por si lo quieren ver aquí abajo)

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