Con el fin del Apartheid en 1992, Sudáfrica se prometió como nación no más discriminación, no más racismo, no más prohibirle sus derechos naturales a alguien sólo porque es distinto. Pero no lo cumplió. No lo cumplió con la comunidad LGBTQ+ y en especifico con las mujeres lesbianas que por años fueron asesinadas y violadas bajo las narices de una entera población que no movía un dedo por ellas.

Straight de Guillaume Poix, ahora montada por El Llamado Teatro en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz es un homenaje a estas mujeres que fueron brutalmente asesinadas únicamente por decidir vivir su sexualidad abiertamente, sin vergüenza y sin tapujos. Mujeres como Eudy Simelane, capitán de la selección femenil de futbol, cuyo cuerpo fue encontrado con 25 puñaladas en la cara, pecho y piernas.

Straight de Guillaume Poix

El texto de Guillaume Poix gira en torno al juicio de Zuko, un hombre acusado de haber violado y posteriormente asesinado a Savannah con el propósito de «curarla» del lesbianismo que tanto le repugna. Con este pretexto, las historias de varias mujeres que sufrieron violaciones correctivas en Sudáfrica de 2004 a 2011 se van develando como permitiendo a estos fantasmas contar su relato, y luego permanecer testigos del destino de Zuko. Varias de estas mujeres existieron fuera de la ficción.

Más allá de la agorzomadora narración y poderoso abrir de ojos, Straight en manos de Mariana Gándara (directora) brilla por su increíble diseño de producción.

Un monumental aparato escenográfico que asemeja una especie de terreno cubierto en ceniza, lodo y escombros, el tipo de rincón apartado de la luz donde los gritos no se escuchan y es fácil desviar la mirada; que al mismo tiempo se presenta como un tribunal, cubierto hasta los cajones de tierra acumulada, donde la juez se sienta por encima de la suciedad en montones, y una oficina apenas arrinconada como el único espacio activista que pudiera funcionar de santuario para estas mujeres.

Straight de Gillaume Poix

La iluminación es una belleza. Un trabajo que utiliza los colores de la bandera LGBTQ+ para ir pintando líneas y creando momentos, que acompañados por los vestuarios de las víctimas en azul, morado, verde, amarillo, anaranjado y rojo se perciben profundamente nostálgicos, pero cargados del mensaje de armonía y naturaleza humana que la bandera queer presume y la sudafricana retoma. Y no por nada el rojo de vida es el que viste Kayla, la sobreviviente que carga las historias de las demás con ella y que es la encargada de fungir como testigo en el jucio contra Zuko.

Straight es un trabajo de ensamble, uno francamente coral que Mariana Gándara aprovecha a su favor durante el prólogo del montaje, y en varios momentos en los que usa las voces armonizadas de su compañía para esclarecer momentos, volverlos punzantes o rebozarlos de paz, y transportarte a una tierra que percibimos tan lejana, pero que en temas de tolerancia, ahora con la ley que en Nuevo León permite la negación de asistencia médica a hombres y mujeres gay y trans, se siente dolorosamente real y próxima.

Straight de Guillaume Poix

Conociendo la historia, las vidas de estas mujeres no se sumergen en la nada. Straight no permite que sus muertes hayan sido en vano y regresa a los fantasmas para vociferar lo que por mucho tiempo se ha callado. Es un homenaje a la luz de hombres y mujeres que alrededor del mundo han construido peldaños para la visibilidad LGBTQ+ aunque eso implique arriesgar sus vidas, y finalmente un hermoso trabajo teatral que se siente apasionado e importante para un mundo que hace mucho dejó de ser blanco y negro.

Straight se presente jueves, viernes, sábados y domingos en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz de CU hasta el 7 de diciembre. Entrada libre.