Una nueva temporada de la ya conocida «Crónicas del Diablo», dedicada a la «Generación Perdida», es decir a Los Contemporáneos, que modificaron la forma de hacer teatro, literatura y periodismo en México, reduce la compleja historia de estos poetas únicamente a su orientación sexual, redundando una y otra vez en chistes sobre su homosexualidad, y perdiendo el panorama de una historia más completa que hubiera sido en realidad muy interesante que se hubiera contado.

El Diablo del periódico «El Pitazo» regresa con un nuevo relato al Teatro Xola. El pasado, dedicado a la historia del Cine de Oro Mexicano resultó uno de sus mejores a la fecha, pero con La Generación Perdida, cae en un bache donde la farsa se proriza por encima de una historia real sumamente interesante, y lo caótico del montaje, que de pronto pudiera ser característico de Las Crónicas Del Diablo, y hasta cierto punto entrañable, aquí ensucia demasiado la puesta para dejar a la audiencia en realidad con poca noción de un grupo por demás revolucionario de las letras en México.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Para los que pudieran no conocer Las Crónicas Del Diablo, la obra es una serie en la que un periodista de los años 20, completo con su gabardina y sombrero, nos lleva por diferentes episodios de la historia de nuestro país, mientras investiga para poder escribir reportajes en un periódico de poca monta y para un jefe de nula paciencia. Lo entretenido de este serial, es que el elenco de la compañía estable del Diablo, va tomando la forma de los distintos personajes de la historia real con los que se topa el Diablo, y haciendo simpática parodia para que nosotros, público, podamos tener una acercamiento con el pasado nacional desde su capacidad más narrativa.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Ahora la nota le toca a Los Contemporáneos, un grupo de literatos, poetas, escritores, teatreros de los años 20-30’s, conocidos como intelectuales en absoluto enfrentamiento con los nacionalistas de la época revolucionaria que hacían oda al porfirismo y las historias de carácter patriótico. El Diablo se aparece justo cuando están por montar el Tercer Fausto de Salvador Novo, que se enfrenta a la censura dada la temática homosexual de la obra, pero es ahí donde Las Crónicas Del Diablo no logra superar el ampliar lo mucho que representaron los Contemporáneos, para convertirlos meramente en: un grupo de gays.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Y cierto, gente como Manuel Maples Arce (del que no se habla en la obra) los llamó «bombones melódicos», criticando el que su literatura no fuera lo suficientemente viril, y otros como Diego Rivera (que sí sale en la obra) o Julio Jiménez Rueda (que tampoco sale en la obra) fueron críticos suyos de bastante notoriedad, pero no todo en este antagonismo giraba en torno a su orientación sexual. Mucho, de hecho, se trataba de que Los Contemporáneos apreciaban el teatro extranjero, montaban y traducían obras que no se escribían en México, y de hecho estrenaban sus trabajos primero fuera que en suelo mexicano (El Tercer Fausto primero llegó a París, por ejemplo), y eso hacía arder a los más nacionalistas, y ni se diga, indigenistas, que juraban que el arte tendría que haber representando primera y únicamente la vivencia del mexicano. Entonces Los Contemporáneos eran burgueses. Los «fresas» de la época.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Pero Hugo Serrano (dramaturgo) puntualiza únicamente en el tema gay, y más que eso, redunda tanto en que broma, tras broma, tras broma el tema sea únicamente la homosexualidad notoriamente permeada en el grupo, que eventualmente la obra parece ensañada con los estereotipos del hombre afeminado, más que en realmente hacer una crítica a la homofobia de la época. Y para la tercera línea que se menciona usando las famosas frases de Turbulence y Burrita Burrona es claro además que el texto está sostenido en otro tipo de cliché, y uno que en redes sociales está tan usado en la comunidad LGBTQ que tratar de pasarlo por novedoso para una obra de teatro se siente como caso perdido.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Lo mismo que sucede con los demasiados chistes dedicados a Mentiras que, cierto, es definitivamente el tema del momento, y una escena como la de «Amor Mío Déjala», porque hacen la recreación de ese número musical, hubiera sido atinada por sí sola, pero el texto no para de referenciar el musical como si el humor se hubiera secado de otras muchas fuentes de inspiracion, y La Generación Perdida queda sostenida por un reciclado de las mismas referencias continuas.

No quiero decir con esto que no tenga varios diálogos muy graciosos. Un instante en el que José Vasconcelos va regalando libros de acuerdo a las dolencias personales de cada miembro del grupo es enormemente divertido, y en general cada que la obra se recarga en las gigantescas capacidades para la comedia de César Baqueiro, Diego Llamazares y Jonathan Rubén, La Generación Perdida llega a buen puerto. Pero el elenco está desbalanceado, no todo mundo entiende qué hace divertido a sus personajes, y la caricatura no está terminada de dibujar para todos.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Salvador Novo, personajazo de la historia mexicana, está muy bien delineado. Y aún cuando el texto jamás logra profundizar en su importancia para México, e incluso para la comunidad LGBTQ, sí lo pintan suficientemente intrigante, y César Baqueiro hace con él un personaje enterito y finalmente el centro de gravedad alrededor del cual orbtian el resto. Lo mismo Xavier Villaurrutia, cuya preferencia por lo oscuro y dramático, lo lleva a convertirse en la obra en un emo de los años 20, y ya con eso, Diego Llamazares tiene suficiente material para construirlo desde un cimiento que es muy claro para la parodia.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Pero no todos corren con la misma escritura puntual. Especialmente los personajes femeninos. Antonieta Rivas Mercado no tiene detalle alguno de parodia y por tanto la comedia a la que Gina Granados puede acceder interpretándola es casi nula. La misma canción con la que la presentan (porque hay una canción que presenta a todos bajo una sola palabra indicativa, cosa que reduce bastante el que podamos conocerlos realmente) sólo dice de ella que es una «niña rica». Y desde ahí no hay mucho más que hacer. O a Nahui Olín la ponen a moverse como danzante durante toda la obra sólo porque su nombre elegido se traduce literalmente a movimiento perpetuo, pero es un rolling gag que se agota en minutos y que no le permite a Pamela Cervantes presentarla como un personaje tridimensional de ninguna forma. Quizá a la que le va peor es a María Izquierdo, que acaba reducida a feminista enojada y no cuenta con la generosa proporción de carisma que se le otorgan a los personajes hombres.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

El montaje cuenta con un par de números musicales, aquel de Mentiras, el de la presentación y otro inspirado por «Truth, Beauty, Freedom, Love» de Moulin Rouge!, pero ninguno termina por lucir en una coreografía aparatosa que se lee descuadrada y poco comprensible, y en un problema de audio que Las Crónicas lleva estirando desde su primera temporada, que en el Xola no permite que tengan un sonido pulcro y accesible, y que continuamente mete en problemas lo que está sucediendo en escena.

Las Crónicas del Diablo: La Generación Perdida

Nuevamente, quisiera recalcar, yo disfruto mucho ir al teatro a acompañar al Diablo en estos recorridos por la historia. Y principalmente disfruto lo informativo del asunto. Sí, claro, la comedia como tono principal, y el poder reír del pasado, que finalmente la definición de comedia sigue siendo «tragedia más tiempo», pero el valor primordial de Las Crónicas Del Diablo nunca dejará de ser su capacidad verdadera, sustentada y sorpresiva. Un literal chapuzón a aquello que realmente sucedió junto a los personajes que forjaron este país. La Generación Perdida falla en permitirnos conocer a este grupo y nos deja enterados de que… sí, eran gays, pero muy poco más que eso. Y ahí es donde yo me quedo con una espinita clavada, porque sé que el Diablo puede rascar más, mucho más. Y así como lo ha hecho ya la historia de México, me quedo con la sensación de que nuevamente Los Contemporáneos se diluyen en nombre de su orientación sexual para volverse apariciones fugaces en un episodio que sólo los vio como definidos por no ser hegemónicos y heteronormados.

Las Crónicas Del Diablo: La Generación Perdida se presenta los miércoles a las 8:30pm en el Teatro Xola.